La Habana, 6 feb (Prensa Latina) El mundo de la música celebra hoy a la estrella del reggae Bob Marley, recordado este día de su nacimiento por el compromiso y liderazgo que asumió dentro de esa corriente socio-cultural.
Su talento para componer, la fortaleza de espíritu e indiferencia ante ciertos desaires de negros jamaicanos por su condición de mulato, proveyeron al artista de una armadura, la cual no podía ser otra que a través de la música, convirtiéndolo en una figura global de la cultura popular.
Robert Nesta Marley, su nombre completo, está considerado el más conocido y respetado intérprete del reggae -género declarado en 2018 por la Unesco Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad- y el mayor representante de su país en la cultura rastafari.
La posición defendida siempre por Marley calaba la dignidad y expresaba no avergonzarse de su mezcla racial, -hijo de afro-jamaicana y natural blanco de ascendencia inglesa-, aunque se identificaba como negro, siendo la única parte de esa heredada mixtura por la que demostró interés.
Con una visión mucho más amplia que la de los simples cánones sociales, el intérprete logró alzar las voces de miles de grupos marginados y creó temas convertidos en himnos, como »No woman, no cry», incorporada al registro de las 500 mejores canciones de todos los tiempos, según la revista Rolling Stone.
Otros de sus grandes éxitos fueron los sencillos »I Shot the Sheriff», »Jamming», »Redemption Song»; lideró las bandas The Wailers (1964-1974) y también Bob Marley and The Wailers (1974-1980), etapa en la que sonaron temas, como »Three Little Birds.
Por esa época, la frenética ola del ska daba lugar a un ritmo más lento y sensual llamado rocksteady.
Aquel, un género musical derivado de la música negra americana y de ritmos populares; el segundo, el precursor directo de la corriente que defendió.
Bullían en ese período varias corrientes musicales, despertándose en Marley la inclinación por una ideología con raíces africanas, llegada específicamente de Etiopía, una filosofía y estilo de vida que influyó de manera decisiva en su carrera.
Seis meses después de la visita del emperador etíope Haile Selassie a Kingston, capital de Jamaica, en octubre de 1966, el artista tuvo claro el mensaje y comenzó a difundir la cultura rastafari por el mundo.
A raíz de un atentado, el célebre tema «Exodus», grabado en Londres en 1977, y uno de los más importantes de su carrera y del reggae, se muestra a un Marley con mayor madurez, pero la enfermedad que le quitó la vida comenzó a asomar por ese entonces, sin embargo, no canceló sus actuaciones, ni se puso tratamiento.
Le impusieron la Orden del Mérito de Jamaica por su contribución a la cultura del país, evento al cual no pudo asistir, y su lucha sin éxito contra el melanoma culminó en la muerte del artista el 11 de mayo de 1981 en la ciudad de Miami.
El último aliento lo dedicó a su hijo Ziggy Marley, a quien expresó: »El dinero no puede comprar la vida».
Hoy, su estilo de vida rasta y su incuestionable talento para el reggae, hacen de Bob Marley uno de los cantantes más recordados en la historia de la música, quien inspiró a generaciones a través de su mensaje de amor y unidad.
Uno de los mayores tributos este mes es el estreno el 14 de febrero de «Bob Marley: One Love», en homenaje a sus 79 años, un drama dirigido por Reinaldo Marcus Green y en el protagónico el británico Kingsley Ben-Adir, quien personifica al ícono.
Entre los productores del filme está su hijo Ziggy Marley, en este biopic basado en la vida del intérprete, en la grabación del mencionado disco «Exodus», y cómo superó adversidades profesionales y personales para lanzar su poderosa música al mundo, la cual aún conecta con el público, incluso, más de 40 años después de su deceso.